La Función Social del Teatro Espontáneo

El teatro espontáneo, como fenómeno microsocial, es un dispositivo que nos posibilita acceder a múltiples lecturas. Podría decirse que constituye una unidad de análisis que equivale a la tradición oral, permitiendo la recuperación de relatos singulares mediante la circulación del protagonismo. Respondiendo a la concepción moreniana, de darle voz a los sin voz. En una palabra: recuperar el protagonismo.
“Volver a los lugares donde la comunidad produce síntoma. En ese sentido, el teatro espontáneo ofrece un espacio entre lo artístico y lo terapéutico, para trabajar en la comunidad, en el tejido y el sostén de las redes sociales en las que estamos inmersos. Para ello necesitamos salir a la calle.” (Garavelli, 2003, p. 39)
El hecho de ser una práctica de “creación colectiva” implica tanto una concepción ética como estética del trabajo que se ofrece a la comunidad. Encontramos así, que los ámbitos en los cuales se interviene con el teatro espontáneo, están ligados a dichas concepciones.
Lo ético puede entenderse en el ofrecimiento de un espacio vacío donde los protagonistas son personas comunes con sus relatos particulares; y en la posibilidad de rescatar la memoria colectiva a partir de imágenes sociales y personales de la comunidad.
Lo estético tiene que ver con la estética teatral, con el impacto emocional que produce la escena y con la participación activa la audiencia. Las historias son transformadas en actos creativos a partir de recursos teatrales, musicales, provenientes de la danza y la literatura, “para ir más allá del borde del lenguaje... para llegar a ese punto extremo, el lugar al que parece imposible acercarse con el lenguaje”. (Piglia, 1999, citado por Garavelli, 2003a, p. 52).

Extraído de: "El Teatro Espontáneo: Una práctica de producción de nuevas subjetividades" por: Florencia García y Fabiana Levin (2005)